En espacios educativos, pasar del trabajo presencial a las clases en línea afectó las dinámicas y metodologías de enseñanza, aprendizaje y las relaciones entre los diferentes actores de las comunidades educativas. De un momento a otro, niños, niñas y jóvenes comenzaron a relacionarse, casi exclusivamente, de forma virtual. La socialización se concentró en el espacio digital.
Esto tuvo efectos concretos no sólo en la enseñanza: de acuerdo con cifras del MINEDUC, pese a que en 2020 las denuncias por maltrato físico entre estudiantes, disminuyeron con respecto a 2019, las de ciberacoso aumentaron su proporción. Así, si en 2019, 14 de cada 100 denuncias de maltrato entre estudiantes correspondieron a ciberacoso, en 2020 el número aumentó a 26 de cada 100.
A dos años de la pandemia, la situación es más preocupante. La vuelta a la presencialidad ha demostrado que las dinámicas del mundo “real” se replican en el ecosistema digital, y viceversa. Así, sólo en el primer mes de clases presenciales de este nuevo año, ya hemos podido ver casos delicados de bullying y ciberbullying: la difusión de material no consentido por parte de estudiantes de liceos de Providencia; la denuncia de una madre cuyo hijo de nueve años fue amarrado y le arrancaron las pestañas en Valparaíso, entre otros.
Según UNESCO, la tercera parte de los niños en el mundo sufre de acoso escolar y los casos aumentan entre quinto básico y primero medio, en donde la prevalencia en niños es del 32%, mientras que en las niñas es del 28%.
¿Qué está pasando? ¿Qué podemos hacer? Tanto el bullying como el ciberacoso en contextos educativos se deben abordar transversalmente, logrando que todos los actores -estudiantes, educadores y familias- tengan la capacidad de intervenir de forma activa y oportuna en situaciones de acoso. Para ello es fundamental el desarrollo y la implementación de planes preventivos y de formación para toda la comunidad educativa. Enfrentamos un nuevo paradigma de interacciones y es imperativo avanzar hacia la conformación de mentores digitales en los espacios educativos, para comprender cómo operan las lógicas de socialización en este espacio, cuáles son los riesgos a los que están expuestos niños y niñas, y contar con herramientas suficientes para apoyar, contener y reparar, en casos como los evidenciados en este retorno a clases 2022.
Pablo Christiny
Director Fundación Nativo Digital