Cuando nos desempeñamos en ambientes en los que nuestro bienestar se ve perjudicado, puede que estemos en presencia de riesgos psicosociales. Conoce más sobre estas situaciones y cómo enfrentarlas en tu lugar de trabajo.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los riesgos psicosociales son “aquellas características de las condiciones de trabajo que afectan a la salud de las personas a través de mecanismos psicológicos y fisiológicos, a los que se llama estrés”.
El estrés laboral -o relacionado al trabajo- está determinado por la organización del ambiente de trabajo, su diseño y las relaciones laborales. Este se presenta cuando las exigencias del trabajo no calzan o exceden las capacidades, recursos o necesidades del trabajador; o cuando el conocimiento y habilidades de un trabajador o un grupo de colaboradores, no calzan con las expectativas de la cultura organizacional de una empresa.
Hoy los riesgos psicosociales se pueden clasificar en 6, los cuales están evaluados y validados de acuerdo a la realidad de nuestro país según el Ministerio de Salud.
Para enfrentar estos escenarios, se ha diseñado un protocolo de vigilancia, el que busca registrar la existencia y magnitud de estos factores en las distintas organizaciones de nuestro país, elaborando recomendaciones para disminuir la incidencia y prevalencia del estrés laboral, además de otros problemas relacionados con la salud mental de los trabajadores.
Mediante resolución exenta N° 336 fue aprobado el “Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales en el trabajo”, que entró en vigencia el 1 de septiembre de 2013 y cuyo objetivo es contar con un instrumento que entregue orientaciones técnicas para valorar, medir y evaluar la exposición de los trabajadores a riesgos psicosociales al interior de las empresas y organizaciones del país.
Durante este proceso la autoridad Sanitaria y la Dirección del Trabajo inspeccionaron y fiscalizaron a cualquier empresa u organización, solicitando que los riesgos sean evaluados y auto gestionados por parte de cada empleador. Este proceso se realiza respondiendo el cuestionario SUSESO ISTAS 21 en su versión breve, previo cumplimiento de varias etapas señaladas y ejemplificadas en nuestro Manual ACHS Aplicación de Protocolo de Riesgos Psicosociales (ver aquí).
Los resultados de esta evaluación deben ser gestionados por la empresa y entregados a nosotros, como Organismo Administrador, independiente del nivel de riesgo que obtengan, a través del experto en la casa matriz ACHS de cada empresa.
Si buscas más información sobre la evaluación de riesgos psicosociales, encuéntrala en nuestro sitio web en la sección Empresas.
• Un 25% de la población general y una de cada tres mujeres presenta dolor crónico, de acuerdo al estudio UC Achs Radiografía del Dolor en Chile. Su presencia y severidad aumenta con la edad y es significativamente más alta entre quienes están desocupados o inactivos.
El Centro UC de Estudios y Encuestas Longitudinales (CEEL) y la Achs presentaron la primera versión de la Radiografía del Dolor en Chile. El estudio indaga de manera inédita la prevalencia del dolor crónico en la población nacional y permite, a través de datos representativos, comprender e identificar la magnitud de un problema que afecta a una proporción importante de personas y representa una de las mayores causas de pérdida de salud y años de vida a nivel mundial.
David Bravo, director del CEEL, destaca que “Hasta ahora en Chile no contábamos con información representativa sobre la prevalencia de dolor crónico para el total de la población. Estos datos nos van a permitir dimensionar el problema, sus causas relacionadas y hacer una contribución a las políticas públicas y estimar el costo para el país de este problema de salud pública”.
El estudio se llevó a cabo entre marzo y mayo de 2023, a través de entrevistas telefónicas a una muestra representativa a nivel nacional de 3.012 personas de 18 años o más y se estimó la prevalencia, severidad e impacto del dolor crónico en la población chilena.
Juan Carlos Velez, médico Jefe de Rehabilitación del Hospital del Trabajador Achs Salud señala “En nuestro estudio, el dolor crónico se refiere a haber tenido dolor constante o la mayor parte del día durante los últimos tres meses, con intensidad mayor a 4 en una escala de 0 a 10. Bajo esa definición, en Chile un 26% de las personas padece de dolor crónico lo que aumenta progresivamente con la edad, entre los jóvenes de 18 a 24 la prevalencia es de 9,6% y crece hasta llegar a un 37% entre los mayores de 71 años”.
Mujeres y desocupados, los más afectados
Desde la variable de género, los hallazgos muestran datos preocupantes porque son las mujeres quienes más padecen de dolor crónico, casi duplicando en prevalencia con un 32,9% respecto de un 18,9% entre los hombres y, además, siendo éste experimentado con mayor severidad, con un promedio de 6,9 versus 6,2 en una escala de 0 a 10.
La situación laboral de las personas es también otro factor que ayuda a la comprensión del dolor crónico en Chile. Quienes se declaran inactivos y desocupados presentan mayor prevalencia de dolor, con un 33,8%, y 33,4%, que quienes se encuentran trabajando al momento del estudio (22,4%). Del mismo modo, la severidad del dolor es mayor entre los inactivos (7,1) y desocupados (6,8) respecto de quienes trabajan (6,4).
La situación previsional de las personas es otra variable de interés. La mayor proporción de personas con dolor crónico son aquellas sin ningún tipo de previsión de salud donde un 49,5% de la población declara tenerlo (dolor crónico). Para quienes tienen previsión, un 29,4% de los afiliados a Fonasa lo señalan y un 13,4% de quienes están afiliados a Isapres.
La condición de salud de las personas muestra que quienes presentan algún tipo de enfermedad crónica, como por ejemplo diabetes o hipertensión, manifiestan tener dolor crónico en mayor medida que quienes no las padecen. Un 17,1% de las personas que no tiene comorbilidad presentan dolor crónico, en comparación con un 28% entre quienes tienen una enfermedad crónica y el 47,7% que lo sufre entre los que declaran dos o más enfermedades crónicas.
Impacto del dolor crónico en la calidad de vida de la población
El impacto negativo en las actividades de la vida cotidiana es uno de los efectos del dolor crónico, ya que interfiere en tareas diarias, recreativas y laborales. En una escala de 0 a 10, donde 0 indica ninguna interferencia y 10 interferencia extrema, las personas declaran un promedio de 5,7 de afectación en sus tareas diarias, un 4,7 en la capacidad para participar de actividades recreativas y sociales y un 4,6 en actividades laborales. El dolor afecta en mayor magnitud a las mujeres que a los hombres en sus actividades diarias y, tal como ocurrió con la prevalencia y la severidad del dolor crónico, se aprecia que el impacto de este es mayor en quienes no tienen un empleo (desocupados e inactivos) en relación con los ocupados
“Estos resultados nos permiten comprender con mayor profundidad que el dolor crónico es una realidad que afecta a un porcentaje muy alto de la población y que aún así no tiene la visibilidad suficiente. Representando una de las mayores causas de pérdida de salud y años de vida siendo sus razones muy diversas. Es crucial seguir dándole visibilidad y aumentar los esfuerzos para su comprensión y tratamiento”, concluye Juan Carlos Velez, médico Jefe de Rehabilitación del Hospital del Trabajador Achs.
Primera ronda radiografía del dolor Achs-UC
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